En España instituciones y políticos en general no valoran el efecto socializador del comercio de cercanía.
Si escarbamos en el accionariado de una gran superficie comercial como Mediamark, el Corte Inglés, o Carrefour, nos podemos encontrar a sociedades inversionistas, inversores de riesgo o accionistas multimillonarios con gran capacidad de influencia en las sociedades en las que invierten.
Si arañamos en el discreto negocio de un pequeño comerciante de barrio, probablemente encontraremos un autoempleo basado en el servicio a sus clientes como fuente principal de sustento de su pequeño negocio.
Apostar por el pequeño comercio de cercanía es superar a nuestros políticos y a nuestras instituciones.
La sobreoferta de grandes superficies comerciales en Zaragoza retratan la pereza política y la acomodación institucional.
Alemania: ejemplo de apoyo y potenciación del comercio de cercanía.
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